¿QUÉ PUEDE UD. DECIRNOS DE UN MOSAICO CALCÁREO DE 20 X 20?

Puede llevarse una o más de estas piezas. Leeremos su opinión y/o devolución en imagen.

Puede hacerlo enviándonos una fotografía del fin que le dio a las mismas.

(Digital en baja resolución vía e-mail. Foto-papel vía correo postal). Gracias por su apoyo.






Junio 2010


Mi hija de 12 años decoró un mosaico y se lo regaló a su tía de Villa María.

Una semilla que se vuelve flor…
Este mosaico no se convirtió en desaparecido,

sino en el disparador para trabajar la memoria en el contexto del bicentenario

junto con los alumnos de un Instituto de inglés.


Mónica Serpe
z


Abril 2010
Es lo que se nos ocurrió

de apoya-macetas en un carrito de madera hecho por mi hijito mayor.

Saludos. Adrian Camerano

Mi hijo se llama Antü Camerano,tiene 8 años.






GLAYSON ARCANJO: mosaicos retirados de demoliciones de Uberlandia.







MARCELINO PEIXOTO, Colectivo Xepa:












MARCELO TERÇA-NADA, Colectivo PORO
‘respuesta’ y contra-respuesta de D/C desde la casa 12 de Octubre


Fico muito feliz em saber que esta é a primeira colaboração 🙂
Abraços,
Marcelo









VIVIANE AVELAR GANDRA + MARCELO MARQUEZ, Colectivo Xepa:








SOLEDAD SANCHEZ GOLDAR

(11 – 8 – 08)

la baldosa calcárea con glocot queda perfectamente hermosa.


la casa que alquilo tiene baldosas calcáreas, amarillas y rojas.

mis abuelos eligieron parquet.

mis papás eligieron un piso rústico.

yo elegí un piso de cemento alisado donde colocaré 3 baldosas de demolición construcción

los árboles y las baldosas son significativas para mi…. me recuerdan a algunas personas





NICOLAS BALANGERO

«Este cuadrado es mío»

1- Desparramo de imágenes, certeza de abandono a ciertas horas. El piso, fingiendo protagonismo de escenario, era un soporte y nada más.

La baldosa era el porqué de todo. El porqué de un piso, de cuatro paredes, de una ciudad, de un mundo.

2- Que todo sucede por una razón, dijo alguien. Que si se rompe la cambiás de lugar para que no se note. Que ya no las hacen así, dijo otro.

3- Invento personajes. Los personajes inventados por mí sólo te preguntan si sos feliz.

Abuso de la personificación: la baldosa preguntando cosas.

4- ¿Qué pasa cuando estás en el suelo y no te podés levantar? ¿Qué pasa cuando sos igual a los demás, cuando sos sólo uno más e individualmente no tenés valor? ¿Qué pasa cuando te pisan durante tantos años? ¿Qué pasa cuando alguien te levanta pero a la vez te lastima? ¿Qué pasa cuando te apilan junto a otros? ¿Qué pasa cuando te das cuenta de que no volverás al lugar al que te habías acostumbrado? ¿Qué pasa cuando te rompen? ¿Qué pasa cuando es día pero no llega luz?

5- Instrucciones: Juntar 25 baldosas de 20 x 20 cm. Formar un metro cuadrado donde no haya que pedir permiso, donde se pueda (aunque un poco encogido) descansar. Allí refugiado, escribir una historia.




CELESTE SANCHEZ GOLDAR

Acá van las fotos de las baldosas.

¿Qué puedo decirte de un mosaico calcáreo de 20 x 20?

me fascinan, me encantan, como todo lo que tenga que ver con las casa antiguas.

Me provoca nostalgia de familias desconocidas, patios con niños y

plantas. Vidas diferentes a la mía. Vidas parecidas a la mía.
Mudanzas. Recuerdos. Todo lo que podría contarnos un mosaico calcáreo
de 20 x 20! TT





MARÍA JOSÉ CABRAL

Hola Graciela,

un poco tarde la devolución,

pero recién ahora este mosaico encontró su lugar.

No me generó reflexiones profundas, simplemente

se los regalé a mis padres para que lo pongan en su

patio, no me parecía necesario exigirle más que a

un enano de jardín.

besos!





CLEO NANZER (8 años, Córdoba)


Alineación a la izquierda

Gracias, Cleo! hermoso!





Breve reseña histórica/personal del proyecto D/C, período 2007-2009.

Negrita

“Así como nuestro inconsciente intenta escapar como puede

de la fatalidad del relato familiar por el psicoanálisis,

el arte hace consciente los escenarios colectivos y

nos propone otros recorridos por la realidad,

gracias a las mismas formas que materializan los relatos impuestos”

(Nicolas Bourriaud)



Antes de demoler una casa, se recupera todo lo posible, así sus piezas vuelven reutilizables a la construcción desde las reventas de los “compra y venta”. Esto es habitual en el área de la arquitectura (la demolición también…) y estas piezas van a formar parte de nuevos objetos arquitectónicos híbridos, no a los de la escuela modernista, que aún persiste en nuestra arquitectura, que opta por materiales internacionales puros.


A fines del año 2007, tuve ante mí esta casa, estaba inhabitable, muy deteriorada y sin ningún valor arquitectónico patrimonial (lo más probable es que fue una vivienda de auto-construcción) aún así tenía piezas posibles de recuperar, algunas carpinterías y los pisos. También tenía espacios interesantes, habitaciones escasamente iluminadas, texturas en las paredes, huellas del pasado en objetos allí abandonados, tanta información plástica por sí misma! Podía disponer de esta casa hasta que fuera vendida, de todos modos sería demolida para dar lugar al recambio urbano y tipológico. No se trataba de retrazar este proceso. Se trataba de trabajar a partir de un objeto residuo, deteriorado, indigno de ser habitado ya que no ofrecía ningún confort.


Dos mundos se entrecruzan constantemente en mi proceso: el de la arquitectura y el del arte, dos mundos aparentemente vinculados… sin embargo la posibilidad de comenzar en esta casa una obra artística se dio principalmente porque dada la crisis económica no podía realizar allí una obra arquitectónica. Cada vez que he querido reanudar mi profesión de arquitecta, ésta se vio afectada y acabé haciendo un proyecto de arte… el azar?


Primer sentimiento ante esta casa: espejo para la desolación (a nivel personal, profesional y ante lo institucional). En ese momento leo “Pedro y la demolición” de M. Viñar (conciencia de la demolición social).


Segundo efecto: necesidad de compartir mi desolación (donar la demolición como lo que realmente se tiene).

¿Qué sentido tenía hacer este proyecto sola, hacer una “interpretación”, hacer más imágenes ilustrativas de lo que se desmorona? No creo en la denuncia como algo efectivo hoy, no me interesa la crítica y no afirmo tener una visión personal de algo. Trato de buscar una forma operativa de crear herramientas que me permitan comprender más mi realidad inmediata sin que ésta me devore, y cada obra realizada es una prueba de mi fracaso, pero también una licencia que me permito para el yerro, para volver a intentarlo. Una idea que siempre he tenido de la libertad es la posibilidad de fallar como un derecho a no responder como esperan, no dar lo que la sociedad exige de mí. Cuando algún aspecto de la realidad me interesa, eso sí se vuelve una exigencia, necesito ir a su encuentro, apropiarme de sus signos el tiempo necesario y con quien haga falta. Necesito del otro para crear un espacio intermedio, visible para ambos, que no es propio ni ajeno, es una creación a partir de lo que se da, una entrega, un hacer contiguo. “Eso” que se hace visible en el espacio público y que pareciera que no es de nadie, ese cúmulo de roces cristalizados, inertes.

“Estimular el caos de manera productiva” decía Daniel Pflumm, esto es justamente!

Por dos años la casa continuó sin venderse. No es la casa en realidad lo que se vende, es su pedazo de terreno, sus posibilidades. Gracias a un sistema de colaboraciones, logramos concretar cuatro proyectos en esta demolición, en el que han participado muchas personas (como lo testifican las entradas anteriores de este blog) y se han generado muchos “espacios intermedios” que he tratado de capitalizar para reflexionar y mirarme en cada uno de ellos.


Tercer efecto: necesidad de cierre de etapa del proyecto en la casa. Una conclusión inicial luego de dos años de trabajo. Para esto me valgo de volver al primer proyecto que hice en esta casa: la recuperación de mosaicos calcáreos de las habitaciones más antiguas, que transformé en “piezas numeradas”, cuidadosamente envueltas en un material gráfico a la manera de una primera publicación para ser llevada gratuitamente por el público y participarlos a una convocatoria que me permitió abrir diálogo con ellos. Este primer proyecto lo llamé “(*) asteriscos en nuestra memoria”, aludía también a que los otros artistas que participaron en esa manifestación inicial compartida, apelaron a demoliciones pasadas, pero aún vigentes, para sus obras.

Mi intensión fue hacer una repartición simbólica de la demolición de la casa entre nosotros, que pudiera extenderse a la demolición indiscriminada del patrimonio tipológico que está cambiando la identidad de la ciudad, tratamos de entender para asimilar esta acción avalada por las instituciones gubernamentales, que se produce en nuestra sociedad democrática y es en consecuencia, aprobada por la mayoría. Aún no he conseguido respuestas de que esta demolición patrimonial resulte de una anuencia de la población y sus instituciones… por eso este proceso continúa abierto…


Próximamente propongo hacer con mosaicos que quedan y están ahora en el patio del CCEC, una repartición simbólica de la demolición entre dos instituciones, en un trayecto de la vía pública que vincula estos dos organismos en los que me siento involucrada desde el proyecto D/C y por eso con licencia para hacerlo.

¿cómo trabajar mi demolición sin reconocerla?

¿cómo entender un poco más la demolición institucional sin ir a su choque?

“Una institución inteligente, paga artistas para que sean críticas con ella”, decía Dora García. Lo hace para no caer en el estatismo, rigidez o estrechez mental y para beneficiarse del espíritu creativo del artista.

Como dijo Philippe Parreno: “nada se denuncia desde el exterior, previamente hay que asumir la forma de lo que se pretende denunciar, o cuanto menos inmiscuirse en ello”, esto es justamente lo que acabo de aprehender respecto a la denuncia.


A continuación publico las devoluciones de esta convocatoria, que han ido llegando poco a poco y abren un diálogo, estas personas comunicativas son para mí muy valiosas, me permiten tener un intercambio sumamente rico “desde aquí” (sé que soy exagerada cuando digo que este “aquí” es un “páramo cultural”… lo digo desde mis propias demoliciones).

Esta vuelta a “(*) asteriscos de nuestra memoria” me permite dejar sedimentándose el proceso de estos dos años más allá de mis limitadas conclusiones, con el solo fin de hacer un puente sobre sus mismas aguas para cruzar a lugares de memoria pública, para ir y venir tratando de construir un espacio intermedio entre ellos.

Agradezco a todos los que con tanta entrega han colaborado con D/C en estos dos años, así como a los nuevos colaboradores que continúan haciéndolo posible!


Graciela De Oliveira.

febrero 2010.


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