Ignacio Rial-Schies (sept-oct 2021)

Escribo este texto el día final de mi estadía de un mes y medio en Casa Estudio B’atz, pocas horas antes de tomarme el avión de vuelta a Buenos Aires. Es la segunda vez que vengo. La anterior fue entre diciembre de 2019 y enero de 2020. Aquella vez vine a la residencia sobre todo para copiar fotos en el laboratorio. Esta, llegué a la residencia por un intercambio de trabajo, con la idea de terminar de traducir ¿El arte de demoler? Seguí también con otros proyectos y actividades, vinculados a la traducción y por eso me dediqué sobre todo a trabajar, para lo cual la residencia resultó ser un ambiente extremadamente propicio. Sin distracciones, más que la ventana de cara al cerro y las copas de los árboles y la luz del sol que marca el paso del día, concentrarse no cuesta nada.

Mi estadía en Casa/Estudio B’atz’ coincidió con situaciones históricas y biográficas (el fin de la cuarentena de COVID-19, entre otras) que hicieron de este viaje, para mí, algo tan necesario como liberador. Quiero decir, aunque vine con la idea de trabajar (además de las traducciones, en el copiado de fotos de mi amigo Martín Tricárico para la presentación de su libro Invariaciones), mi mayor proyecto era alejarme del contexto de encierro y asfixia que se había vuelto mi vida en la ciudad de Buenos Aires.

Poco tiempo antes de venir a Cabana había empezado a entrenar escalda deportiva. En una ciudad que está a por lo menos 500 kilómetros de la formación geológica más próxima donde puede practicarse en un ambiente natural, el entrenamiento de escalada sucede sobre todo en gimnasios preparados para ese fin, con paredes que no intentan imitar la roca natural, sino funcionar como una metáfora útil de ella. En lugar de las formaciones naturales, los apliques fijados en las paredes siguen diseños que deben primero ser leídos desde el suelo para proyectar movimientos que lleven hasta el tope de la vía. Es un proceso que involucra una concentración absoluta de la mente y el cuerpo, en la proyección primero, y en la ejecución luego.

Durante mi estadía en Cabana incorporé la práctica del yoga en las clases desarrolladas en la misma residencia. Como otras disciplinas físicas, las artes marciales, por ejemplo, entiendo que el yoga correctamente practicado también invita a ese tipo de concentración. Esa práctica me llevó a entender otros aspectos de la relación entre la mente y el cuerpo, que durante años fue algo a lo que no presté demasiada atención.

Es que después de un largo tiempo, más de una década, donde la formación académica se superpuso con mi entrada a la adultez, y me dediqué sobre todo al pensamiento y a la lectura, mi estadía en Casa Estudio B’atz se dio en medio de un proceso en el cual esas actividades, aunque todavía muy presentes y ya propias de mi forma de ser, pasaron a un segundo plano, un momento en el que siento por el reencuentro con la actividad física eso de lo que habla Viel Temperley en su poema Crawl: “Vengo de comulgar y estoy en éxtasis”.

Y aunque escribir este texto me esté ayudando a bajar al papel ideas que me habitan desde ya antes de llegar a la residencia, y probablemente retome para elaborar en otras hojas y archivos, voy a tomar un atajo para que no se vuelva infinito. Si hay algo que valoro de mi estadía en Casa/Estudio B’atz es la apertura a lo indeterminado, haber podido aprovechar este tiempo para procesar experiencias, para producir nuevas, para conocer personas hermosas, para fortalecer vínculos y prácticas, y para cambiar, cambiar de intereses, prioridades y perspectivas.

Algunas fotos que saqué durante la residencia:

Joaquín Páez (febrero-marzo 2020)

Llegué a la residencia siguiendo un impulso intuitivo más que una certeza.
Estuve 43 días, 30 planificados y 13 más por la cuarentena pandémica.
Necesité otros 34 días para digerir parcialmente lo que engullí: Lecturas vitales y a la vez oxidables con el paso del tiempo.
“Oxidable”: huella de envejecimiento, roña inimitable, encanto de lo viejo, pátina del tiempo. Lo que da cuerpo a la unión entre arte y naturaleza, disparador inicial de mi viaje conceptual.
El “Tiempo”, con todas sus acepciones, fue una constante en mi proceso. A través de retrospectivas, me pensé en el presente (hoy ya pasado), lo cual servirá como cimiento para mi futuro. En cierto sentido, fue un intento por apropiarme del tiempo como una especie de material artístico.
Este transcurso también fue caótico como cualquier proceso de aprendizaje profundo, un prólogo a un nuevo mundo de metas inconclusas e incertezas vivas que agradezco haber leído.
Joaquín Páez

Mónica Cañari (febrero-marzo 2020)

Soy Mónica, fotógrafa, becada del FNA. Estuve realizando una residencia en casa estudio B’atz’ durante la segunda quincena de febrero y los primeros días de marzo.  Como espacio es lo ideal. Me apropié de cada rincón, cada crujido de las maderas y de cada roce de las ramas. El verde infinito de las ventanas, los ocres  lavados de las paredes. Quise sumergirme en cada libro que pude. Tuve una guía que me sostenía el libro indicado y me miraba como nadaba en él. Los días ya no tenían horas. El caer del sol determinaba una pausa, un descanso, una ducha, una comida. Las horas pasaban y fueron las más provechosas de mi vida. Lo introspectivo que rebalsa,  te avasalla y te hace dar cuenta que el piso se mueve, se sacude pero que está bien, es parte del camino. Me sentí en paz, tranquila como hace mucho tiempo no estaba. Me sentí acompañada en mi soledad. 

Vi como mis ideas se deshacían a medida que avanzaban mis lecturas, vi mis cimientos sacudirse. Me abstraje de mi misma y fui protagonista, escritora, narradora y exploradora de cada libro que leí. Por momentos temí de mi mirada crítica. Trabajar lo autobiográfico en soledad es desafiante, es mirarse hasta el cansancio, es ya no querer mirarse. Es querer encontrarse en un libro y que todo este escrito y a la vez no. Es el miedo, las ganas, el agotamiento y las ganas otra vez de seguir buscando eso que todavía no puedo esbozar pero que busca materializarse siempre. Todavía hay preguntas que no existen en mi como así también respuestas que no quiero encontrar. La residencia fue un pre calentamiento de cuarentena. Ya no me tengo tanto miedo, acepté que mis tiempos no son iguales a los de los demás. Que siempre me sentó bien el aislamiento. Que nada es lo que parece, ni yo misma. Que todo es un instante.

Lo inolvidadizo, Andruetto y la poética fotográfica.

Lo picante, las velas, los ojos de Gra.

Daniela Ruiz Moreno (ene 2018 y feb 2020)

Estar y volver a Casa/Estudio B’atz’, estar y volver.

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Volver a un lugar donde se fue feliz, donde sentí mis límites empujados, donde leí, miré y escuché y donde pensé sobre los gestos de leer, mirar y escuchar. Hay un dicho que dice que no se debe volver a aquel lugar donde se fue feliz, yo siempre vuelvo a los lugares donde me sentí bien. En mi segunda estadía en la Casa Estudio/B’atz’ ya conocía los trucos de la casa, ya conocía a los animales y humanos que la habitan. Volví con más tranquilidad, vi como esos otros que estaban en la casa por primera vez se sentían desafiados, porque pensarse en un entorno donde solo hay árboles y calles de tierra y plantas, abruma. Como si todo eso fuera poco, pero creo que lo que abruma es entender que se va a estar mucho tiempo con una misma sin muchos humanos de los que ocuparse, con los que socializar y distraerse. 

En mi estadía del 2020 acá, recordé mucho la enero del 2018, volví a tener charlas largas (no de duración sino largas en temas) con Graciela, volví a expandir mi lista de autoras/es a leer y películas que mirar. 

Pensé mucho sobre la práctica curatorial, qué significa, qué pasos implica. Además de lo que puedo encontrar en manuales, me conecté más con una metodología propia que no puedo enunciar muy bien aún. Algo así como que el rol curatorial es aquel que se ocupa de generar estructuras para las obras y procesos de artistas, se trata de compartir con más personas esas obras que quedan guardadas o que aún están en proceso, se trata de ampliar ese intercambio que a veces queda trunco en la intimidad del vínculo artista/curadora. 

Es ampliar esa colaboración real, generosa y recíproca. No estoy diciendo nada nuevo, he escuchado muchas veces hablar sobre la reciprocidad y entrega que implica la práctica curatorial, pero recién estoy comprendiendo eso en el cuerpo, con más claridad, en los últimos meses, a través de vínculos reales y duraderos con artistas.  

La curaduría implica habitar y encarnar varios proyectos, reflexiones, cuestionamientos. Son proyectos iniciados por otras personas, por quienes llevan el título de artistas pero si hay algo que no me interesa es el orgullo de lo mío. Si algo que comienza otra persona me interpela o me afecta, me permito habitarlo y sentirlo como propio.

Aquí aprendo más, vivencio más eso de lo que siempre hablamos en el arte contemporáneo: arte y vida. El método no método de Graciela y lo que generosamente invita a experimentar en Cabana es eso, arte y vida.

           Daniela Ruiz Moreno, febrero 2020

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paseos por el arroyo Cabana (y otras aguas)

Colaboración para el proyecto artístico Susurro del agua de Marina Robledo (bienal de Neuquén 2019) Le propuse ir compartiendo vídeos y fotografías de diversas caminatas realizadas principalmente por el arroyo Cabana. Este y otros recorridos que se han transformado en una meditación en movimiento que suelo hacer sola, acompañando a los residentes de esta casa/Estudio B’atz’ o en otras residencias. Estos paseos me permiten ordenar pensamientos y conectar mi centro con el ritmo de la naturaleza. Iré compartiendo también notas de diarios, pensamientos originados en estos recorridos.

https://susurrodelagua.blogspot.com

Residencia Silo, arte e latitude rural, Serrinha do Alambarí. BR. Enero 2020

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18 de noviembre 2019 – Susurro del agua de otro río que ha de aparecer en este reinicio. El río marrón de mi infancia al que terminará por llegar el agua del arroyo Cabana. Esto ilustraría muy bien mi recorrido personal al pasado. Como decía Bourgeois: mis recuerdos son mis documentos.

Tenemos poco tiempo y tal vez no.

13 de noviembre 2019 – La cuenta de los años.

El tiempo es relativo, frase armada que se repite constantemente. Pero que sólo se la entiende con la experiencia real de vivir el no-tiempo.

(por eso estas anotaciones irán y vendrán con agregados de «presentes»  haciendo un encabezado «movible»)

Viaje a Oberá.

(Sueño)

Estaba en un extremo de la biblioteca 
que era bastante grande (no conocida por mí fuera del sueño) 
me veo concentrada acomodando libros. 
Miro al otro extremo del espacio y para mi sorpresa 
veo a D haciendo lo mismo. 
No hablamos y trabajamos sin parar. 
Rodeados de cierta penumbra. 
Hacia el medio de la habitación 
-que es aparentemente curva- hay un sector 
que está en una significativa oscuridad. 
¿Es un cráter que se abre hacia afuera del recinto?. 
Hay una cosa rara que no alcanzo a ver, 
me doy cuenta que ambos evitamos llegar allí. 
Nos miramos de reojo de vez en cuando así como a esa "oscuridad".
Me parece que a D le causa angustia "eso" que hay ahí, que no alcanzo a ver 
¿es un tunel? ¿significa peligro? ¿miedo a la amistad?

7 de Julio 2019 – Umepay (cerca del Durazno, retiro de yoga Iyengar)

Otro arroyo. Este es grande y lo veo desde la ventana de mi casilla (espacio de 2,50 x 2,00 metros). El habitáculo se llama Los Granadillos indica un cartel en la puerta. El baño está afuera. Hace frío.

Con «mi trabajo» he buscado dar una orientación a cada asunto determinado y entre los «síes» y «noes» de las instituciones y las personas que se han involucrado en mis proyectos. Ambigüedades que albergaban una esperanza.

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23 de junio 2019 – Lectura: Spinoza una introducción (Tatián)

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7 de junio 2018 – Del natural (lectura)

Díficiles de descubrir son

los alados vertebrados de la prehistoria,

almacenados entre tablillas de pizarra.

Pero si veo ante mí la nervadura

de mi vida pasada, en una imagen,

pienso siempre

que tiene algo que ver con la verdad.

El cerebro trabaja de continuo

con alguna huellas, por más débiles

que sean, de autoorganización,

y a veces de ello surge

un orden, en algunos aspectos hermoso

y tranquilizador, pero más cruel también

que el anterior estado de ignorancia.

¿Hasta dónde retroceder para encontrar el comienzo?

                                 W.G. Sebald (1988)

En este momento de mi vida, con tarea de la maternidad casi cumplida y recordada como la mejor parte vivida hasta ahora, con mucho proceso de trabajo y material recopilado de esos procesos en su mayoría realizados con otros, qué decisión tomar? ¿Buscar el mundo de la exhibición como hizo Bourgeois en su momento (también crió tres hijos y muchos artistas contemporáneos a ella la consideraban sólo una ama de casa que hacía decorados para teatro)? ¿O tomar el camino de Sara Maitland, viajar al silencio y desde ese lugar -de pocos roces con otros indeseables- pensar uno que otro proyecto? O algo «entre», ese espacio que siempre, desde recuerdo, conozco muy bien. Entre experimentar la vida campesina y salir cada tanto para ver gente que valga la pena. Entre dejar una puertita abierta para que me visite esa misma gente y pasar tiempo sola.

programa de residencias

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La casa/estudio está situada en Cabana, Unquillo, una Villa Serrana de agradables vistas que tiene un arroyo para hacer largas caminatas o pic-nics en sus riberas. A una hora del Centro de la ciudad de Córdoba.

Dispone de 3 dormitorios y áreas de uso común: cocina, comedor, estar, terraza, asador y patios con árboles y huerta. Cuenta con una amplia biblioteca (unos 4000 ejemplares), un laboratorio fotográfico B/N y está equipada para trabajar y comunicarse on-line. Además tiene una cabaña exterior para 2 personas dentro del mismo predio y con acceso a las todas dependencias antes mencionadas.

        

    

Devolución de residenta Pellegrino (Octubre 2014 – Mayo 2015)

 

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El ventanal de B’atz’

Desciende una vertical gota sinuosa

por la ventana embriagada de

poderosos cielos y madres verdes.

Para enfrentar mis trópicos desciende

cual lagrimal hábito de humanidad.

Bella, cristalina, un poco absurda

esta mágica luciérnaga me guiña absoluta,

se hace miles colgando de las ramas…

De pronto el sol se impone y nos quedamos

ocultas, invisibles, disminuidas, como

en vano. Incluidas nos quedamos.

El énfasis de lo creado está en B’atz’.


 

 

Devolución agradecida a Casa/Estudio B’atz’

Coincidencias. Fortuitas, sorprendentes y hasta podríamos decir castas, me trajeron en el cuarto mes de mi regreso al país, a Casa/Estudio B’atz’.

El arte de escribir los intrincados afanes humanos para embellecer nuestras limitadas consciencias en la misma medida que a cada minuto se destruye y crea, se disuelve y forma, se deshace y hace toda ínfima idea de existencia personal o colectiva vinculándose más allá del conocimiento propio, es un innumerable hecho continuo… que me obstina arduamente. Es la libre pasión que me genera.

Del mismo modo, ardua, cuidadosa, por momentos colosal, es la determinación de Graciela De Oliveira en su misión de coordinar esta maravillosa casa-residencia para que los insatisfechos necesitados de integrar el espíritu del arte a la arquitectura humana y mejorar su historia en todas las áreas (sociales, políticas, filosóficas, etc.), puedan, podamos, re-unir experiencias y transmutarlas esencial, estética y éticamente. Aquí, esa fascinante utopía creadora funciona. Aquí se demuestra aquella ideal teoría en práctica.

Residir en Casa/Estudio B’atz’, es una cotidiana y dinámica fundación de multidisciplinarios activos en todos sus componentes naturales. Según la consigna artística, personas que traen consigo sus propios tesoros culturales para intercambiar y enriquecer se abrazan armónicamente por el medio ambiente con dignidad poética en la fortaleza de la vulnerable flexibilidad humana.

En siete meses de estadía gentil y laboriosa escritura, dos libros se convirtieron en capítulos de uno. Su título es “El lago de las mitologías” y sus dos capítulos: “Valldemossa” y “B’atz’”.

Me marcho sin irme, porque llevo conmigo este aquí querido, donde mis versos y mis sueños, seguirán escribiéndose en ánimo honorable.

La casa-residencia-de-la-belleza, cuenta con mi ser y sé que viceversa. Ella está entre los mejores azares de la condición humana.

Con gratitud,

Beatriz A. Pellegrino  (mayo 2015)

 

beapellegrino.blogspot.com.es

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Visita de Georgia Quintas (Abril 2015)

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…um pequeno relato sobre minha passagem na residência Demolición Construcción.

Como de forma sintética explicitar a experiência que tive em breves e intensos dias?

Posso dizer que deixei a casa, o convívio com Graciela, o ar de Cabana, o horizonte da serra cordobesa com a sensação de ter pesquisado muito, me dedicado com afinco às minhas leituras e anotações. Mas posso dizer que além do que esperava estudar foi uma oportunidade sobretudo de troca intelectual, de diálogos sensíveis com artistas – também residente ou que passam para deixar um abraço e matar as saudades – e de poder disfrutar de uma paisagem que nos ajuda a colocar as ideias em ordem. O lugar nos abraça, o convívio nos cafés da manhã fez-me pensar em mais reflexões.

Voltei com cadernos cheios de apontamentos, de textos iniciados, de novos livros, novas referências para pensar melhor sobre minha pesquisa.

Como pesquisadora agradeço pela acolhida da Graciela.

Como pessoa, sou grata por fazer amigos nessa residência e construir uma memória afetuosa deste lugar.

Georgia Quintas

http://www.olhave.com.br/

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residenta Velozo: comentarios sobre su experiencia en casa/Estudio B’atz’ (oct-nov 2014)

Minha vida no D/C

Ao buscar apoio estrutural para realizar vivências, pesquisas e produção de pensamentos e imagens, para a Segunda Afinação do projeto Senha Aberta, na Argentina, encontrei o Demolición/Construcción, através do apoio do ‘Memórias Reveladas’, do Arquivo Nacional do Brasil, e da Diretora do Arquivo Provincial da Memória, de Córdoba, Ludmila da Silva Catela.

Ao chegar à Argentina, fui recebida com afeto pela criadora e responsável pelo projeto D/C, Graciela de Oliveira.

Encontrei na residência artística o lugar ideal para perceber o som da natureza, o nascer e por do sol, a escuridão da noite; para dormir bem, cuidar da alimentação, convier com as outras pessoas residentes na casa, uma maravilhosa biblioteca que fica à nossa disposição, além, é claro, do apoio incondicional de Graciela em vários aspectos, notadamente no fornecimento de informações, contatos e trocas artísticas. É fundamental seu profundo senso de participação ativa na vida comunitária, desde seu núcleo familiar até a problemática mais complexa que envolve a humanização do ser humano.

O convívio com os outros residentes (Beatriz Pellegrino, Edgar Calei e Julieta Romano), foi fundamental – o sentir e interagir com o outro, quando tínhamos conversas longas e produtivas, e também ao fazermos refeições juntos e compartilharmos alimentos, cheiros, sons, imagens etc.

Durante 40 dias, de 03.10 a 13.11.2014, as dificuldades do meu projeto, que faz profundas escavações sobre o período mais obscuro da vida argentina (1976/1983 – última ditadura civil-militar), tive cooperação e total apoio de Graciela, que promoveu a interação do meu projeto com a comunidade, através de encontros e trocas de experiências, desencadeando aprofundamentos em meus processos perceptivos/criativos, quando minhas caminhadas para dentro e para fora de mim foram facilitadas pela energia criativa do lugar e das pessoas com as quais tive oportunidade de conviver, notadamente as mulheres que entrevistei e fotografei para o projeto.

Para mim, foram 40 dias de vivências em ‘site specific’, ‘time specific’…

O melhor lugar do mundo, para estar no momento da realização desta ‘afinação’ do Senha Aberta, foi, sem sombra de dúvidas o Demolición/Construccíon.

Eliane Velozo

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